Este es uno de los tantos mitos que existen como motivo de esta celebración.
Jirania Kashipú era el rey de los demonios y debido a todas sus austeridades el Dios Brahma le había concedido una bendición: no podía ser matado durante el día o la noche; dentro o fuera de una casa, en la tierra o en el cielo; ni por un hombre ni un animal, debido a esto se convirtió en un rey desdichado, ataco la tierra y el cielo y exigió que todas las personas debían adorarlo a el, pero uno de sus hijos Prajilad era devoto del señor Vishnú y a pesar de las amenazas de su padre siguió ofreciendo rezos a su Dios. Lo envenenaron pero en su boca el veneno se convirtió en néctar. Fue pisoteado por elefantes, pero salió ileso. Lo pusieron en un cuarto con serpientes venenosas y sobrevivió. Todos los intentos de su padre para matar a su hijo fracasaron. Kashipú le ordeno a su hijo entrar con su hermana Joliká a una hoguera donde se quemaban los cuerpos difuntos, sentarse en el regazo de su hermana quien estaría protegida por un manto mágico, el acepto la petición de su padre y en cuanto prendieron fuego, todos asombrados vieron como Joliká moría quemada por las llamas y el continuo con vida. Después de haberle rezado tantas veces a Vishnú, este apareció como mitad hombre y mitad León, mato a Kashipú el rey en el atardecer (no era de día ni de noche) en el pórtico del palacio ( que no era ni adentro ni fuera de su casa) lo sostuvo en su regazo (ni cielo ni tierra) y lo desmembró con sus garras.
El incendio de Joliká se celebra como Joli, con polvos medicinales para prevenir la fiebre y las virales que se causan justo en esta época del año, la primavera.
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